Pero que mas lejos de nuestro pensamiento, que mas lejos de los corazones patriotas el pensar que eso será posible. Y esta reflexión tan directa solo tiene un camino, no hay diferentes opciones en la decisión de una independencia, tanto por parte de Cataluña como de Las Vascongadas o de cualquier otra comunidad autónoma que ponga en tela de juicio la unidad de España.
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Ya sabemos que la comunidad catalana tiene permitido, por este gobierno y por cualquier otro de los que han dirigido nuestro país en estos casi 40 años, aplicar su propia doctrina educacional, en la que la Generalidad imparte e impone sus propios libros con historia de Cataluña y geografía únicamente de su territorio y no la nacional como debería de sin lugar a discusión.
Pero no es la única comunidad con la que los gobierno españoles se han bajado los pantalones. Con la llegada de la monarquía, Las Vascongadas dejó de llamarse así, nombre que poseía desde el S. XVII, para pasar a llamarse País Vasco. Ni que decir tiene, que aunque esta decisión no es agradable; aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y no dejará de ser una comunidad
Igualmente ocurre con Cataluña. El fomento del odio hacia todo lo español ha crecido de manera monstruosa en los últimos tiempos. Niños que aún no han descubierto la adolescencia hablan de la independencia de sus comunidad sin todavía saber dividir. No saben porque lo hacen, lo que si saben es que sus padres estan a favor de ella y siguen la corriente familiar. Lástima que no sepan el daño que sus padres les hacen al inculcarles este odio a su nación, que irremediablemente algún día tendrán que entrar en contacto con ella si quieren progresar en su educación y sus vidas.
Queriendo hacer saber el odio que nos procesan estos independentistas, a continuación, se dicta la traducción de una canción que es enseñada y cantada por niños en las escuelas catalanistas:
Oe Cataluña amada, Oe catalanes cantemos,
cuando España sea muerta y no quede ningún ser vivo,
Cataluña aún fuerte levantará su cabeza altiva.
Oe catalanes cantemos, oe catalanes cantemos,
con la sangre de los castellanos haremos tinta roja
para hacer las cuatro barras que es nuestra señera.
Este es el pan de cada día en la educación impartida por las escuelas más radicales a favor de la independencia. Nos produce un asco y a la vez una vergüenza increíble, por el hecho de albergar en nuestras amadas tierras a seres tan despreciables que no merecen ni respirar su aire. Las autoridades evidentemente están al tanto de esta situación, y no ponen remedio alguno.
Al parecer somos nosotros, los que nos sentimos españoles, lo que odiamos al pueblo catalán, sin embargo, solo ellos son expertos en poner ritmo y notas a un genocidio nacional en el que solo debe quedar viva una comunidad autónoma, Cataluña.
Por ahora, y con la opinión indiferente del gobierno ante esta situación, no nos queda otra opción que defender a capa y espada la unidad de nuestra nación y gritar a pleno pulmón, que podéis seguir soñando con la independencia, porque ese será el único haz de luz que veáis hasta el final de los tiempos.
No es por intereses económicos ni industriales, de los que poco debéis presumir debido a la ruina en la que vuestro héroe independentista os ha sumido. Es por España, por su unidad, por su historia y por su continuidad, porque es nuestra tierra y la defenderíamos con sangre si fuere necesario.
No hay discusión de referéndum ni de independencia. Cataluña es España, y seguirá siéndolo hasta que Dios deje a esta nación sin ningún patriota que pueda defender su unidad, mientras tanto, aquí estaremos nosotros para impedir la ruptura de nuestro país.
Madrid Sección Sur.NR
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